domingo, 7 de abril de 2013

Temores...

Tus ganas de acariciarme arañaron mi espalda, tu inseguridad porque me marchara oprimía mis muslos envolviéndolos en una burbuja de placer. 

Tu lengua recorría mi cuerpo como si se tratase de un oasis en pleno desierto. Jugabas con mis pezones como una niña revoltosa, miedosa y tímida a la vez.

Aparté tus temores introduciendo tus dedos en mi ser, me hice tuya.


Te regalaba ese don que sólo se revela en la adrenalina sexual, sólo estabas tú, luego todo desapareció convirtiéndose en una cama desecha.

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