miércoles, 1 de mayo de 2013

Salir del armario en un pueblo.



Sí, soy de pueblo, y sí, soy lesbiana, pero no tengo tractor, ni voy ligando por ahí diciendo “¡¿Moza te apetezco!?”. Por lo que mi salida del armario sorprendió a algunos y más tratándose de las primeras lesbianas abiertamente reconocidas.

Si alguna vez tengo un tractor seré así.
Y es que ser lesbiana y no tener mucha pinta de ello en un pueblo relativamente pequeño (4. 800 habitantes de la cerrada Castilla la Vieja) no es fácil, no lo es sobre todo cuando te toca a ti ser la primera en abrir las puertas del armario e ir dejando por la villa olor a naftalina. Me refiero a salir del armario clara y abiertamente, no como esas dos conocidas ancianas del pueblo que se quedaron a la vez solteras de jóvenes y llevan viviendo sospechosamente juntas desde entonces y lo harán hasta el final de sus días, o esas dos mujeres que no se despegan y sienten celos la una de la otra cuando algún buen mozo se acerca, pero que no, no son nada, hetero para siempre (JÁ). Y es que los tiempos cambian y la sociedad también lo hace, pero seamos sinceros, a la sociedad hay que ayudarla y lo mejor es normalizar la situación, que se vea como algo rutinario en el día a día dos chicas agarradas de la mano,  algo sin más misterio que el que tiene. 

Parece absurdo o vejatorio tener que ir contando por ahí a quién prefieres meter en tu cama, pregonar a los cuatro vientos tus gustos, airear en parte tus intimidades, aumentar el morbo,  el escándalo y las miradas, pero en ocasiones se hace necesario enfrentarte a todo ello para normalizar la situación, para no tener que vivir más con miedo a no ser aceptadas o a ser juzgadas, romper a mordiscos si hace falta las cadenas de la represión y si no es por ti, por las otras chicas que vengan detrás, que seguro que lo agradecen.

Muchos chicos de mi pueblo ya lo hicieron, cosa que no les fue fácil a algunos, y son abiertamente homosexuales, pero no es así con las mujeres, las cuales siguen estando invisibles. 

Señora escandalizada por mi salida del armario
Yo salí del armario, primero con mis amigas y amigos, seguidamente con mi familia y algún que otro allegado,  esto es importante hacerlo para una salida del armario digna, ya que los rumores en un pueblo vuelan y es mejor que se enteren por ti que por la vecina toca pelotas de turno,  luego no tuve nada más que decir a nadie, simplemente dejarme llevar, a mí y a la situación, ya que en menos que canta un gallo media vencindad sabía que a la Funalina, hija de la Menganita, nieta de Don Pepito y así medio árbol genealógico más, era desviada y le gustaban las mujeres. Nadie se llevó excesiva sorpresa, sin contar  aquellos chicos con los que había tenido más que palabras y habían sido algo más que amigos, que les dejó algo descolocados, pero en general todo el mundo lo aceptó, lo entendió con sus más y sus menos. Hay que tener en cuenta que es un pueblo relativamente abierto al estar al lado de la capital, pero pueblo al fin y al cabo.  

De lo que más orgullosa me siento de no  haberme escondido, es el poder pasear por allí con mi pareja con total normalidad (para nosotras claro, no para algunas señoras) agarradas de la mano, como nunca antes se había visto y sobre todo, que ahora ya hay aproximadamente unas cinco chicas (que me hayan llegado esos rumores pueblerinos) más jóvenes aún que yo (tengo 21) las cuales no han tenido problema en reconocerse abiertamente lesbianas. Aún sigo esperando que alguna que otra más mayor lo haga, porque como dirían los gallegos, meigas haberlas hailas señora. 

Porque desde las Conejeras votamos por la visibilidad lésbica.

4 comentarios:

  1. muy fan del “¡¿Moza te apetezco!?”

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    1. Y cosas peores que se oyen por la meseta castellana jaja.

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  2. aquí otra compi de Castilla...de qué pueblo estamos hablando? (o provincia, si se puede decir)

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